"Habla de tu aldea y serás universal." Sentencia del genial escritor ruso León Tolstoy.
Los pueblos de Latino-América tenemos mucho en común, lazos fraternos que nos unen e identifican.
"Acuarelas del Guairá" pinta con palabras, anécdotas, personajes y acontecimientos que forman parte de la identidad cultural de un antiguo pueblo, histórico y romántico, que ha legado al mundo grandes poetas, escritores y músicos.
PRESENTACIÓN DEL
LIBRO ACUARELAS DEL GUAIRÁ EN LA CASA DE LA CULTURA DE VILLA RICA POR EL
PROFESOR DOCTOR MODESTO ESCOBAR - (Martes 04 de octubre de 2016)
a- “Sorpresa
ante la visita de Luis Galarza, después de tanto tiempo. Tras “POÉTICA” de la
Academia Literaria Ramiro Domínguez (2001)
b- No ya
poesía sino prosa. Abrió mi curiosidad. Antes ya lo había conocido como uno de
los referentes más importantes de su
grupo poético.
He aquí un libro, no voluminoso, no más de 80 y pico
de páginas, pero…hay que tener en cuenta que las sustancias preciosas vienen en
frascos chicos. Tas la primera recorrida de sus páginas tuve la percepción de
estar ante un pequeño tesoro escondido, celosamente guardado de hace rato, años
tal vez desde sus años mozos, y que hoy ha llegado el día de abrir el cofre, el
karameguä que lo contenía y así hacer conocer el contenido. Algo así como si se
tratara de los primeros versos, de las primeras declaraciones de amor de un
joven enamorado, pero en esta ocasión la dama es la literatura.
Efectivamente se trata de un mosaico multicolores –de
ahí tal vez su título de Acuarelas- de episodios, hechos, personajes, pinturas
y circunstancias que se tejen y entretejen con naturalidad en el terreno de lo
real como en lo imaginario, tal como se acostumbra o no es extraño en la
taumaturgia de los escritores.
Luis Alberto Galarza, a más de dedicar su material a
sus allegados y seres queridos, lo hace también “a los guaireños que aman la
sencilla vida pueblerina y se sienten orgullosos de sus raíces”, expresiones
con las que define la ruta directa y transparente que sigue en cuento a la
naturaleza sus relatos que los hace en un lenguaje bien accesible y simple, con
frecuencia conversacional y con el refuerzo incluso del guaraní. El uso
acertado del bilingüismo en muchas de sus páginas clarifica ideas y situaciones
cuando una de nuestras lenguas apoya y refuerza a la otra. Efectivamente,
pareciera haber coincidencia y armonía entre el mundo humano que describe el
escritor, gente humilde, laboriosa y muy
modesta antes que orgullosa, y el lenguaje que usa el mismo autor o pone en
boca de sus personajes.
En música, las
sinfonías, las óperas, los oratorios, etc. suelen en primera instancia lo que suele llamarse una
obertura, una composición instrumental que precede a la obra a manera de crear
la atmósfera para la parte que le sigue.
Así también nuestro autor echó en el primer capítulo
como el gran Cacique Guairaré y el pueblo que le sigue llegan a la tierra
prometida, yvy marane’ÿ . Aquí se implementaron los guaireños para siempre bajo
la bendición de Ñanderuvusu.
En el segundo capítulo aparece lo que para mí es el Ada Madrina del libro y del autor: La
abuela CASIMIRA (antes Branimira:
mujer que protege, que da paz). Hay que ver con que cariño la trata y la recuerda
el nieto-escritor. Su imagen, aunque se la nombra no muchas veces, domina las
páginas del libro.
En una parte dice el autor:
“Nunca olvido una frase que me decía la abuela
Casimira: Rehohápekena topyta ndepypore, aníke máro opyta nde po rapykuere. (
Adonde vayas que quede las huellas de tus pies, pero nunca las huellas de tu
mano.)
Ya al final del libro, en el capítulo del Ykua Hovy,
Luis Alberto le dedica un tierno párrafo: Una antigua leyenda guaraní dice que
cuando uno se gana el cielo (yvága) por sus obras y actitudes, vive eternamente
con las personas y el lugar de su preferencia. Abuela Casimira estará
disfrutando en su ykua hovy preparando un espacio especial a sus seres queridos
allá muy cerca de Dios.
En fin, el libro tiene varios capítulos,
con temas interesantes y personalidades de primerísimo nivel, suficiente
material para los lectores.
Para
redondear mi participación, permítanme unir mi recordación la señera figura de Herminio Careaga, gran
maestro de la música y de la vida como nos lo pinta Galarza en su libro.
“Che maitei
ndéve guarä ha chaaguijevete ndéve ave nerembiapo porâitére. Ikatúnga’u ra’e
umi neapytu’û roky rovyû otykymi ore ñe’âkuápe ha tahory ha tokakua orepype
vokoiete yvypóra tembiecharâ.” (Maestro Herminio Careaga Set. 1995)